💼❤️ Volver al trabajo con un bebé en casa: un regreso que parte el alma (pero también te reconstruye)

Published by Lianet Cylwik Lopez on

Volver al trabajo después de ser mamá no debería doler, pero duele.
Y no porque no te guste tu trabajo, o porque no estés preparada. Sino porque ahora hay un pedacito de ti que se queda en casa, esperando, llorando, durmiendo, sonriendo… y tú no vas a estar ahí para verlo.


👩‍🍼 La mamá que no quiere soltar (ni está lista para hacerlo)

Hay una parte de ti que no quiere irse. Que ve esa carita mientras duerme, el pecho tibio que se llena para él, la ropa que ya empieza a quedarle justa… y no entiende cómo pasó tan rápido.
Una parte que llora en silencio mientras prepara el bolso del bebé, deja las instrucciones de la leche o pone etiquetas en los biberones. Que quisiera detener el tiempo, estirarlo un poco más, tener solo unos meses más en esta burbuja imperfecta pero tuya.

Porque sí, estás cansada, pero también estás completa. Hay una paz rara, dulce, agotadora pero plena, en pasar el día entero para tu bebé.

Y duele pensar que otras manos lo cargarán, aunque lo hagan con amor. Que otro lo va a dormir, aunque tú lo hayas enseñado. Que tal vez diga “mamá” cuando no estés. O que se ría por primera vez y no puedas verlo.
Y es ahí donde aparece la culpa. Una culpa que nadie pone, pero que tú sientes con fuerza.

A veces, en este punto, muchas mamás empiezan a usar ese banco de leche que vienen guardando desde el primer día.
Otras comienzan con lactancia diferida.
Y otras, con fórmula.
Y todas esas decisiones están bien. Son difíciles, sí, pero necesarias cuando mamá se aleja. Porque seguir alimentando con amor, aunque no estés, también es una forma de sostener.


👩‍💼 La mujer que también quiere volver a ser ella

Pero al mismo tiempo, hay otra parte.
Esa mujer que no ha dejado de existir, aunque ahora se sienta distinta.
Que extraña trabajar, hablar de otros temas, sentirse útil de otra forma.
Que quiere arreglarse, tener conversaciones sin interrupciones, volver a sentirse ella misma.

Y no es egoísmo. Es humanidad.
Es reconocer que antes de ser mamá, también tenías sueños.
Y que ahora, lejos de haberlos abandonado, los miras con nuevos ojos.
Ya no eres la misma… eres una versión más fuerte, más empática, más consciente.

Pero volver no siempre es fácil. A veces, el trabajo al que regresas ya no te ve igual.
Te dan menos responsabilidades, piensan que vas a rendir menos, o suponen que tu mente está “en los niños”.
Y peor aún: a veces tú misma dudas. Te preguntas si serás capaz, si aún eres suficiente.

Pero no eres menos. Eres más.
No volviste siendo la misma. Volviste siendo mamá.
Y eso, aunque muchos no lo vean, te hizo más capaz, más fuerte, más humana.


⚖️ La contradicción que nadie te explica

Volver al trabajo con un bebé es un vaivén constante:

  • Quieres irte, pero no así.
  • Si te quedas, también duele.
  • Si te vas, te culpas.
  • Si lo disfrutas, te cuestionas.

Y encima, los juicios:
Si no regresas, “dejaste tu carrera”.
Si sí regresas, “estás dejando a tu bebé tan chiquito”.
Si te quedas en casa, minimizan lo que haces, como si criar no fuera trabajo.
Como si cuidar, alimentar, consolar, organizar… no tuviera valor solo porque no tiene sueldo.


💡 Algunas verdades que también hay que decir

  • Volver al trabajo sin un espacio digno para extraerte leche es más común de lo que debería. Y desgasta más de lo que se nota.
  • Hay entornos laborales que tratan a la mamá como si estuviera “distraída” o menos comprometida, cuando en realidad ha desarrollado nuevas habilidades, como organización, empatía y fortaleza emocional.
  • A veces, lo más difícil no es separarte del bebé, sino entender que no vas a rendir igual en todas partes todo el tiempo. Y que está bien.
  • También cuesta confiar a tu bebé a otra persona. No solo por él, sino porque tú estás aprendiendo a soltar… y eso no se hace de golpe.

🌱 Lo que puede ayudarte

  • Prepararte con tiempo: organizar horarios, dejar instrucciones, hacer ensayos de separación.
  • Aceptar nuevas formas de alimentar: banco de leche, lactancia diferida, fórmula… todo vale si lo haces con amor y cuidado.
  • Buscar apoyo emocional: en tu pareja, familia, amigas mamás o una terapeuta.
  • Recordar que es normal sentirse dividida. No estás mal tú. Está mal que se nos exija tanto sin red.

🤍 Mi experiencia personal

volver al trabajo después de ser mamá

No sé si hay muchas historias que empiecen con una hoja de materias… pero la mía sí.
Elegí estudiar informática cuando vi que en esa universidad había muchas matemáticas. Era buena en eso. No tenía computadora ni sabía programar, pero sentí que ese era mi camino.

Fueron cinco años intensos. Me forjaron. Me dieron las bases.
Me enamoré de la lógica, de los retos, del esfuerzo que implica hacer que algo funcione.
Hoy amo estar frente a la computadora, resolver, aprender, ver mi pantalla negra con código y mis pestañas infinitas abiertas (porque no puedo cerrar ninguna, claro que voy a volver a usarlas).
Incluso el chat del trabajo, donde no siempre hablamos de trabajo, también lo extraño.
Y sí, si volviera a nacer, elegiría la misma profesión, porque me apasiona.

Pero también soñé toda la vida con ser mamá.
No fue una sorpresa. No fue una etapa que “me tocó”. Fue algo que deseé con el alma, incluso cuando no tenía pareja, decía que sería madre soltera si era necesario.
Ser mamá era parte de mi plan de vida. Y hoy, que tengo a mis hijos, los amo profundamente.
No todo es perfecto. Me canso. A veces siento que no puedo más. Pero jamás me arrepentiría. Son mi motor.

Ahora regreso al trabajo en 4 días.
Pero esta vez, mi realidad es distinta.

Hago home office.
Mi escritorio está en casa, al lado de la cuna donde duerme mi bebé a ratos durante el día, y rodeada de juguetes y dibujos de mi hija mayor.
La que se ocupará de ellos mientras trabajo es mi mamá.
Ya convive con ellos a diario, y aunque no siempre hacemos todo igual, es la única persona en la que confío plenamente para seguir mis indicaciones casi al pie de la letra. Esa tranquilidad, créeme, no la tengo con nadie más.

Aun así, hemos tenido que prepararnos.
Hicimos inventario. Compramos un robot para que limpie el piso, unas ollas eléctricas para cocinar tarde en la noche, sin tener que estar velándola y dejar la comida lista para el día siguiente. Parece tonto pero es lo que necesitamos, buscar como mantener la limpieza y la comida.
Mi esposo y yo trabajaremos, y mi mamá se dedicará a los niños.

En cuanto a la alimentación de mi bebe, ya hago lactancia diferida desde hace un mes, así que no tengo que hacer cambios drásticos, solo continuar con las extracciones.
Puede que tenga que aumentar la frecuencia, especialmente ahora que estaré sentada frente a la computadora varias horas seguidas y me sea más fácil mantener la rutina.

No sé cómo nos va a ir.
Espero que bien… pero sí, tengo temor.
Porque es una etapa nueva, intensa, con muchas emociones juntas.
Porque volver a trabajar no es volver igual.
Y aunque me emociona, también me remueve.


Volver al trabajo con un bebé tan pequeño no es rendirse ni alejarse.
Es otra forma de cuidarlo. Es también cuidarte a ti.

Porque ser mamá y ser tú no son caminos opuestos. Son dos partes de la misma mujer, que hoy se sostiene entre amor, dudas, fuerza y fe en que todo va a estar bien.


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1 Comment

Herica · junio 27, 2025 at 1:30 am

Es una etapa difícil, pero también se supera, siempre dedicándoles el amor y el cuidado que necesitan, trabajar nuevamente al final también es por ellos…

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